A más de 150 años de la llegada de los inmigrantes galeses a suelo argentino, repasamos la historia de la clásica torta galesa que fue creada nada menos que en Chubut. 

Corría el año 1865 cuando un un grupo de inmigrantes galeses desembarcaron en las costas de Chubut, en busca de un nuevo espacio donde establecerse y mantener las tradiciones de su tierra natal. A más de 150º aniversario de la llegada de los galeses a la Patagonia argentina, vale la pena pasar revista por las especialidades que nos legaron las tradiciones inmigrantes. Y para sorpresa de muchos, la famosa torta galesa no nació en Gales, sino que es un producto de origen argentino.

Los primeros colonos galeses arribaron a la provincia de Chubut durante el siglo XIX. No eran épocas de bonanza, sino más bien, de hacer malabares con los pocos alimentos de los que disponían. De esta manera, los vecinos se reunían y juntaban los ingredientes disponibles. Así, con un poco de harina, azúcar negra, nueces, frutas azucaradas, miel, y otros, el ingenio y el deseo de algo dulce y delicioso para pasar los frios inviernos chubuteneses, dio como resultado una torta con un alto valor calórico y una larga perdurabilidad. De todas maneras, recetas hay muchas y cada familia tendrá la suya.

En la actualidad se puede conseguir en cualquier panadería, ya sea de la patagonia o en el país en general, este postre se convirtió en una tradición ligada a las fiestas de casamiento: cuando se prepara la torta de bodas, la base o el piso de abajo debe ser una torta negra. El día de la fiesta se come todo el resto pero ese primer piso se envuelve cuidadosamente y se guarda en una lata. La tradición marca que, durante todo el primer año, la pareja comerá un trozo al cumplirse cada mes de la fecha de la boda como un símbolo de la superación de las dificultades que vayan apareciendo.