La tecnología no deja de avanzar y conquistar distintos espacios de nuestra vida. Esta vez, le tocó a la comida gracias a la aparición de Food Ink, que por el momento solo funciona en Londres. Sin embargo, el emprendimiento tendrá una modalidad pop-up, es decir, un espacio temporal e itinerante por lo cual se espera que se pueda disfrutar en granes ciudades del mundo como Barcelona, Berlín, Roma, Nueva York, París, Ámsterdam, Los Ángeles o Tel Aviv.
Se trata de exquisiteces salidas de impresoras 3D portátiles que, a menudo, presentan también un toque tecnológico en sus formas. Cualquier comida que pueda convertirse en una pasta imprimible sirve, y eso permite a diferentes chefs de prestigio imaginar recetas que se combinan con alimentos tradicionales en platos muy atractivos. Todas la cuberterías, los utensilios y el mobiliario de Food Ink salieron también de impresoras 3D.
La experiencia tridimensional (una cena de nueve platos) cuesta unos 300 euros e incluye creaciones como una espiral de chocolate y una tortita crujiente de algas adornada con un motivo de mayonesa en forma de circuito. Todo se imprime capa por capa.
Mira la máquina en acción: