No hay nada más incómodo que cocinar con cuchillos sin buen filo. Pero además de la molestia, es importante mantener los utensilios como corresponde para no estropear los alimentos.

Primero, se debe seleccionar el afilador manual que mas nos convenga, puede ser una barra de piedra o cerámica. Hay que colocar la hoja metálica del cuchillo contra el borde y aplicar una técnica sencilla que consiste en a hacer movimientos largos y fluidos frotando la hoja metálica contra el borde. Una vez terminada una cara, hay que repetir la operación con el otro lado. Es importante que los movimientos sean constantes y parejos para que quede bien afilado. El mango necesita ser sostenido en el mismo ángulo para conseguir un filo uniforme.